Read this article in English.
En Houston, sede de la industria petrolera y de aire contaminado, no es fácil ser activista ambiental–o una madre preocupada por el asma de su hijo.
En teoría, la agencia ambiental del estado de Texas mantiene una página pública donde cualquier ciudadano puede rastrear a los negocios que están solicitando permisos para descargar toxinas de almacenes químicos, vertederos de basura, refinerías o estaciones generadoras u otros proyectos tóxicos cerca de los barrios residenciales.
Pero en práctica, la página manejada por la Comisión de Calidad Ambiental de Texas casi no se usa por lo difícil y poco práctica que es. Las listas de solicitudes para contaminar se enumeran en seis páginas distintas para contaminación del aire, desechos industriales y peligrosos, desechos sólidos municipales, materiales radioactivos, inyecciones terrestres, y contaminación del agua. Para ver dónde se ubica un proyecto, el lector debe abrir un archivo adjunto, en la cual también se encuentran los contaminantes propuestos como “NOX,” “PM/PM10,” “VOC” and “H2S”.
Líderes ambientales en Houston, una zona metropolitana con 6 millones de habitantes y el complejo petroquímico más grande del país, llevan tiempo diciendo que el confuso proceso para acceder información deja a las comunidades fuera de la mesa cuando los empresarios que contaminan buscan permiso para establecerse en sus barrios.
“Incontables permisos pasan sin que nadie lo sepa”, dijo Anthony D’Souza, coordinador de investigaciones y políticas con Air Alliance Houston. “La presencia industrial y petroquímica masiva en Houston, junto con la falta de zonificación, significa que se puede permitir que los grandes contaminadores operen a tiro de piedra de las áreas residenciales”.
Ahora, a más de una década de recaudar y analizar a mano las solicitudes de permiso para contaminar, Air Alliance Houston colaboró con una empresas de ciencias digitales para construir una plataforma atractiva que ayude a los grupos comunitarios a alzar la voz contra el acelerado crecimiento de los permisos de de contaminación en Houston y los alrededores del condado de Harris.
La nueva página, llamada AirMail y lanzada el martes pasado, automáticamente recolecta datos de varias páginas en el laberíntico sitio del TCEQ, para que la gente común pueda ver con facilidad dónde se está proponiendo construir los proyectos contaminantes, mandar comentarios oficiales y solicitar audiencias públicas del TCEQ con la comunidad para discutir los planes propuestos.
“La falta de transparencia en una política intencional del TCEQ hecha para favorecer el desarrollo industrial sobre las preocupaciones de las comunidades”, D’Souza dijo en el lanzamiento.
El TCEQ dijo en un comentario escrito que la comisión “valora la participación popular” y que las solicitudes para contaminar se publican en línea de acuerdo con la ley estatal. Agregó que está “siempre buscando cómo mejorar las comunicaciones” y que había pedido “mejoras para su sitio web” en su presupuesto para el año 2024.
También se han sumado a la disputa la Oficina del Fiscal del Condado de Harris Christian D. Menefee y Lone Star Legal Aid, las cuales presentaron una denuncia contra el TCEQ, alegando que no cumplía con su deber de consultar al público en su proceso de permitir plantas de concreto altamente contaminantes. La denuncia oficial decía que el TCEQ negaba comunicarse en español con las comunidades de habla hispana (en una ciudad 45 por ciento hispana). También decía que el TCEQ recién había disminuido los criterios para los permisos, eliminando el requisito de demostrar la seguridad sanitaria de las emisiones de partículas.
El mes pasado, la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU, con sede en Washington DC, respondió a la denuncia del Condado de Harris, declarando su propia investigación en contra del TCEQ sobre supuestas violaciones de la ley de derechos civiles.
“El Condado de Harris está lleno de plantas de concreto, y principalmente se encuentran en comunidades de gente de color”, dijo el abogado Menefee. “La gente que vive cerca de estas plantas, incluídos niños, pueden enfrentar muchos riesgos a la salud, entre ellos condiciones respiratorias y cánceres… Y la Comisión de Calidad Ambiental de Texas no hace nada para frenarlo”.
La inmensa y pantanosa zona metropolitana de Houston ha dado grandes pasos en el mejoramiento del aire desde que fue nombrada la ciudad norteamericana con aire más contaminado hace más de 20 años. Pero el rápido desarrollo del sector industrial en los últimos años ha dejado una larguísima fila de solicitudes que esperan el permiso para desechar toxinas en el aire, suelo y agua.
El martes pasado, AirMail mostraba 50 solicitudes de permiso para contaminar abiertas para comentarios públicos en el Condado de Harris, más 569 que se cerraron en los últimos 12 meses. Aunque el TCEQ publica oportunidades para comentarios públicos con cada solicitud de contaminación, activistas dicen que el tiempo y la experiencia necesarios para navegar el complejo proceso a través de una serie de páginas web impiden efectivamente la participación de la mayoría de las comunidades afectadas.
“Aunque pongan los datos disponibles, la forma en que se presentan puede ser difícil de entender para la gente”, dijo Charlotte Cisneros, directora ejecutiva del Citizens Environmental Coalition en Houston, que no está afiliada con Air Alliance Houston. “Resulta difícil para la gente involucrarse”.
Los usuarios de la página del TCEQ deben hacer su propia búsqueda de las direcciones propuesta para proyectos contaminantes para ver si el proyecto se ubica cerca con su casa o escuela. Datos sobre la empresa solicitante y las toxinas propuestas, así como la página para enviar comentarios públicos (la cual requiere que el comentarista proporcione el número del permiso), se encuentran en otros rincones del sitio del TCEQ, pero no están vinculados en los materiales de la solicitud.
Bryan Parras, un líder comunitario en Houston desde hace muchos años quien hoy en día trabaja con el Sierra Club en Houston, dijo que casi nadie en las zonas más afectadas por la contaminación industrial accede a la página del TCEQ para involucrarse en el proceso de los permisos para contaminar más cerca de sus hogares.
Parras dijo que muchos quieren ver al TCEQ dar más prioridad a la salud pública y menos al desarrollo económico, lo cual generalmente no beneficia a las comunidades que contamina.
“Es una mentalidad para apoyar al comercio que les da el liderazgo político del estado”, dijo. “Así es como ellos ven su papel – ayudar a facilitar la emisión exitosa de permisos”.
Los creadores de la plataforma AirMail esperan que cause un gran incremento en la presión de los ciudadanos contra el TCEQ al superar las barreras puestas por el sitio web de la comisión.
Para Air Alliance Houston, el programa condensa todo una semana de investigación y análisis sobre permisos propuestos en solo 15 minutos. Auto-genera listas de direcciones residenciales dentro de distancias específicas de los proyectos propuestos para que la organización pueda mandar por correo anuncios avisos e instrucciones para la participación pública.
Air Alliance Houston ya ha utilizado AirMail para notificar rapidamente a 10,000 residentes sobre dos permisos solicitados, dijo Jennifer Hadayia, directora ejecutiva del grupo.
“Eso nos debiera haber tomado 10,000 minutos anteriormente”, dijo.
La plataforma, que cubre cuatro condados de Texas (Harris, Jefferson, San Patricio y Nueces), también está disponible para el acceso público. En el lanzamiento oficial este martes pasado, Taylor Smith, una consultora de la empresa January Advisors, que construyó el producto digital, mostró la página en una pantalla.
Un mapa interactivo del Condado de Harris aparece con puntos que marcan cada lugar donde se ha propuesto últimamente un permiso para contaminar el aire, agua y suelo, además de todos los que se cerraron recientemente.
Cada punto abre una ventana que muestra los documentos claves, como la solicitud, el perfil del solicitante, una calculadora de cuantas casa residenciales se ubican cerca, y además un gran botón azul que dice, “entregar comentario público”, que se enlaza directamente con un formulario de presentación que el TCEQ específico para esa solicitud.
“Mientras más comentarios se entregan, se aplica más presión al TCEQ para considerar la opinión pública”, dijo Smith.
La página también provee datos para los legisladores de los distritos que abarcan el lugar propuesto. Esos legisladores tienen derecho de demandar que el TCEQ organice audiencias públicas sobre dichos planes.
Smith dijo que las herramientas digitales existentes pueden mostrar datos de contaminación y calidad del aire en vivo pero ninguna está diseñada para mostrar a los ciudadanos dónde se han propuesto las emisiones.
“Este es el primer instrumento proactivo”, dijo. “AirMail provee los datos de las instalaciones aun antes de que empiecen a contaminar”.